martes, 25 de marzo de 2014

La estabilidad es inestable

La idea de que los sistemas económicos estables tienden a generar las semillas de la inestabilidad fue expuesta por Hyman Minsky en 1974. Estas semillas de inestabilidad son las que, posteriormente, desencadenarán las crisis económicas.  Hyman Minsky fue un economista brillante que realizó importantes aportaciones al conocimiento económico durante los años 60 y 70 del siglo XX. En sus escritos se comentan temas increíblemente actuales hoy en día, como la tendencia de los mercados al exceso y la relación entre la avaricia desenfrenada y la creación de burbujas económicas.

La idea de que la estabilidad tiene efectos secundarios negativos, por otra parte, es aplicable a casi todos los escenarios socio-económicos actuales. De hecho, las empresas que más han sufrido durante los complicados años recientes son aquellas en las que la estabilidad había llegado al extremo de convertirse en rigidez.



Minsky publicó sus ideas acerca de la desestabilización de los mercados de deuda estables en 1974. Según Minsky, los mercados de deuda evolucionan en tres fases.

En la primera fase (defensiva), los prestamistas y los deudores son cautos. Esto lleva a una situación en la que sólo obtienen préstamos aquellos deudores que tienen capacidad garantizada para devolver el préstamo y los intereses. Esta es la fase característica del fin de una crisis económica.

En la segunda fase (especulativa), los prestamistas empiezan a proporcionar créditos a deudores que sólo tienen capacidad garantizada para devolver los intereses. Esta segunda fase supone la entrada en el mercado de crédito de un gran volumen de deudores, muy superior a los pocos privilegiados que podían obtener un crédito en la fase defensiva. En el caso de los particulares tenemos que la mayor parte de los créditos hipotecarios se conceden en la segunda fase. En el caso de las empresas, en esta fase se potencia el apalancamiento y la aparición de “deuda perpetua”, que consiste en financiarse mediante la sustitución de los créditos cuya fecha de vencimiento se aproxima por nuevos créditos.

En la fase especulativa el mercado de deuda crece de forma espectacular. Los deudores pagan regularmente los intereses y esto convierte a la deuda en un activo valioso. La deuda en sí tiene valor y los acreedores comercian con ella, comprándola y vendiéndola como si fuera un producto más. Es muy llamativo que este mecanismo de transformación del pasivo en activo es consecuencia de la fase especulativa.

En la tercera fase (fase Ponzi), el mercado de deuda está tan saturado que para mantener el crecimiento (y los bonos de los directivos) se hace necesario empezar a otorgar préstamos a deudores que no tienen capacidad para devolver ni la parte principal del préstamo ni los intereses. El riesgo de impago se dispara de forma exponencial. Minsky denomina a esta fase la fase Ponzi porque el comportamiento del mercado de la deuda basura sigue el patrón de un sistema piramidal: los beneficios de los primeros vendedores de deuda son las pérdidas que tendrán los últimos compradores de la deuda, que serán además los que estén en primera línea cuando estalle la burbuja especulativa. Esta explosión consiste esencialmente en que las inversiones en deuda pierden de golpe todo su valor, llevando a los propietarios de deuda basura, como Lehman Brothers,  a situaciones de bancarrota instantánea.

Pero la explosión no termina en la primera línea. La contracción súbita del mercado de deuda afectará a todos aquellos que se endeudaron más de lo aconsejable en la fase especulativa. En la nueva fase defensiva que sigue a la fase Ponzi, las empresas fuertemente endeudadas tendrán serios problemas para seguir con su estrategia de “deuda perpetua”. Esto llevará a problemas de liquidez y bancarrotas causadas por el optimismo financiero de los años buenos.

El caso de las personas es más dramático. La contracción del mercado afectará al empleo y provocará que muchas familias dejen de tener recursos suficientes para pagar los intereses de los préstamos hipotecarios que adquirieron en las etapas especulativa y Ponzi. La tercera línea de la explosión de las burbujas de deuda consiste en que un buen número de deudores (especialmente particulares) perderán su fuente de ingresos y pasarán del segundo grupo de deudores (personas que tienen recursos suficientes para pagar los intereses pero no la deuda completa) al tercero (personas sin recursos suficientes para pagar ni siquiera los intereses).

Las ideas económicas de Minsky han sido consideradas como incómodas durante cuarenta años. Es ahora, después de la debacle iniciada en los años 2007 y 2008 cuando se empieza a reconocer su importancia. Sus mensajes fundamentales son que:
  • en las situaciones de bonanza económica hay que mantener la cabeza fría.
  • endeudarse implica riesgos y, por tanto, hay que hacerlo con prudencia.
  • la avaricia económica es peligrosa y 
  • la estabilidad no existe, sólo existe una apariencia de estabilidad en la que se están sembrando las semillas de la próxima crisis.
Dicho de otra forma, cuando alguien está convencido de que todo va bien y que lo tiene todo bajo control, lo que en realidad está sucediendo es que no se está enterando de nada.


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