martes, 12 de junio de 2012

Los retos económicos del desarrollo sostenible

El club de la miseria es un concepto acuñado por el economista británico Paul Collier para describir las dificultades de los países del tercer mundo para avanzar el desarrollo y el progreso. El término se ha popularizado con rapidez utilizándose hoy en día para englobar al conjunto de las naciones más pobres del planeta.

La corrupción política y económica, la violencia, la escasez de recursos, las carencias en ciencia y tecnología y la ausencia de una cooperación internacional eficaz condenan a muchas de estas naciones a un estado de parálisis que condena a su población a una situación de miseria.

El camino del desarrollo económico, por otra parte, no está exento de riesgos. La siguiente infografía resume los tres retos económicos característicos a los que se enfrentan las naciones en su crecimiento.



El primer problema es la explosión demográfica, popularmente conocida con el término baby boom. El aumento descontrolado de la población lleva al límite las capacidades económicas y los recursos de los países pobres y en desarrollo.

La reducción de la mortalidad infantil gracias a los avances en sanidad y medicina se produce mucho antes que la reducción en el número de nacimientos. La consecuencia es un drástico aumento de la población neta.

La reducción voluntaria en el tamaño de las familias se ve dificultada por las barreras culturales y la presión social. El cambio cultural y económico que favorece la reducción en el número de hijos suele producirse dos o tres generaciones después de comenzar la explosión demográfica.

El segundo problema es el deterioro del medio ambiente. Los países del tercer mundo y en desarrollo necesitan soluciones energéticas baratas. Las energías renovables y limpias están fuera de su alcance por coste y por tecnología. La consecuencia directa es el deterioro del medio ambiente.

El problema más grave, por otra parte, es el agua potable. A medida que aumenta el nivel de vida de las naciones, también lo hace su consumo de agua potable en litros consumidos por persona y año. Si unimos este factor al aumento de la población ocasionado por el efecto baby boom, tenemos que las necesidades de agua de los países pobres y en desarrollo aumentan de forma exponencial cuando comienzan a progresar.

Los países que crecen en población sin disponer de una infraestructura adecuada de agua están condenados a un colapso alimentario en el medio y largo plazo.

El agua es el factor más crítico. Es imprescindible para la vida. No puede existir crecimiento sostenible sin una gestión adecuada del agua. El problema es que los países pobres no disponen de la tecnología ni los medios para obtener el agua potable que necesitan para desarrollarse.

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